sábado, 6 de febrero de 2010

Hoy algo sobre la milicia

Hoy algo sobre la milicia, esa profesión tan sufrida como digna (iba a poner digna entre comillas, pero por unos pocos no voy a ofender a muchos que sí lo son y que no se merecen eso).
Esto que transcribo a continuación está sacado del libro “Historia de la incompetencia militar” por Geoffrey Regan. Son las conclusiones que saca el autor de por qué perdimos la batalla de Annual en 1921 (para quien quiera saber más).

“La corrupción se había convertido en parte integrante de la vida cotidiana española y en ella estaban implicados tanto los políticos como los profesionales liberales, la iglesia y el ejercito. Hacía falta un desastre como el de Annual para que la gente se diese cuenta de las consecuencias de sus acciones…
Los hallazgos de la comisión de investigación
… revelaron el amplio alcance de la corrupción. Aunque no se podía acusar a todos los oficiales de incompetentes y de corruptos, la mayoría eran ambas cosas. Durante 1920 once capitanes que habían actuado como tesoreros de su cuerpo de ejército habían abandonado el ejército para evitar la acusación de malversación; uno de ellos llegó a suicidarse. Los oficiales inferiores habían robado todo cuanto habían podido en los almacenes del ejército para venderlo e incrementar así sus salarios. Los oficiales pasaban mucho tiempo lejos de sus tropas y los más veteranos o bien vivían en España o «jugaban y puñeteaban» en Melilla. Los soldados y sus mujeres permutaban armas con los rifeños a cambio de fruta y verdura fresca.
Los soldados españoles conscriptos eran los de más baja categoría de entre todos los soldados europeos. El 80% eran analfabetos y eran los menos hábiles de todos los conscriptos, habida cuenta de que carecían la inteligencia, la educación o el dinero necesarios para encontrar sustitutos…
El soldado español medio tenía pocos motivos para enorgullecerse de su profesión. Cobraba menos de la tercera parte de lo que cobraba un rifeño como peón caminero y se veía obligado a subsistir a base de café, judías, arroz y pan. Era diestro en evitar las tareas en el frente, en comer tabaco para aparentar que tenía ictericia o en contraer enfermedades venéreas a propósito. Aplicaba ortigas a pequeñas heridas para que se ulcerasen o se provocaba llagas ulcerosas en las piernas con monedas al rojo vivo…
Los jefes que le tocaron en suerte eran deplorables. En Melilla se descubrió que muchos oficiales se habían escondido en las bodegas durante el ataque para aparecer después afirmando que habían sido hechos prisioneros. Otros oficiales escaparon en lugar de hacer frente a los rifeños y no se preocuparon por volver a sus posiciones. Un oficial al oír la alarma en Monte Arruit se apoderó del único coche que había y se fue de Melilla. Cuando se abrieron los almacenes militares de Melilla ante la magnitud de la emergencia resultó que en su interior no quedaba nada: todo había sido vendido a los contrabandistas…
…Muy pocas bases tenían médicos o equipamiento médico… De los 50 camiones que se habían enviado a Melilla para resolver el problema de los transportes, en el Rif solo se vieron 5. Los soldados de Annual sólo disponían de 40 cartuchos cada uno y solo había 600 proyectiles en total para los cañones…, el masrical Lyautey, comandante francés y experto en campañas coloniales, comentó: «El soldado español, que es tan valiente como sufrido, podrá conocer mejores épocas bajo otros mandos».”


Algunas cosa no han cambiado en el ejercito después de casi un siglo, una lástima. Otras sí, menos mal (todavía en España gracias a Dios)

P.D. el libro es recomendable, por ameno, didáctico y para todos aquellos que creen que "¡algo mal habrán hecho alguna vez?"...

1 comentario:

Uliza dijo...

Lástima que este medio esté abierto al mundo entero. ¿Cómo se controlan los kilos de garbanzos? ¿Cómo se justifica económicamente el apetito de los soldados-trabajadores? No sobra la vergüenza, nop!. La semana pasada me contaron otra. Ya te contaré. Ay! Afortunadamente, no todos eran/son así. Es verdad. Por eso te digo yo, Vito, que tiene que entrar gente nueva en por arriba, para derribar los modelos de comportamiento de generaciones pasadas: el hijo del hijo del sobrino del Coronel Talital. Estos tampoco tienen quienes les escriban, para desgracia nuestra. Y si alguien escribiera lo que pasa, tampoco hay mucha gente a la que le importe. Un beso (qué gracioso es que haya una persona nueva en el mundo con parte de mi mismo código genético)